domingo, 16 de noviembre de 2008

El trastero de mi memoria - 3

Pegada a la casa donde nací, estaba la casa de mi tía Doro, hermana de mi madre. Su marido, mi tío Anastasio "el portillano", tenía una fábrica de mosaicos allí mismo, al fondo del patio; A mi me gustaba ver como los hacían, porque era un trabajo muy laborioso, los hacían de uno en uno.

La fábrica no necesitaba muchas cosas, la nave era pequeña, y lo mas aparatoso que había en su interior, era una prensa manual de hierro macizo, grandísima, cuyo mecanismo tenía una barra horizontal, en la parte superior, con unas pesas de considerable tamaño en sus extremos, que al girar, transmitía una gran fuerza a un eje central vertical a modo de pisón, que bajaba con el impulso manual y volvía a subir por la inercia.

Croquis de la prensa que empleaban, no es exacto porque no lo recuerdo con detalle.

prensa mecánica

El proceso era el siguiente:

1- Se colocaba la placa base perfectamente lisa que limpiaban con un aceite.

2- sobre la placa iba el molde. Si el baldosín era de color liso o jaspeado ya se podía echar la pintura y se continuaba el proceso (paso 5). Si el baldosín llevaba dibujo se continuaba con el paso 3.Fab1

3- Dentro del molde se colocaba la trepa o plantilla que llevaba el dibujo del mosaico.

4- Se echaba la pintura del color que correspondía en cada zona del dibujo.Fab3 Fab2

5 - Se espolvoreaba sobre la pintura cemento, a modo de secante.

6- Se terminaba de rellenar el molde con una mezcla de arena y cemento húmedo y se enrasaba.Fab5 Fab4

7- Se ponía la tapa sobre el molde, se hacían girar las pesas y el pisón bajaba y lo compactaba.

Lo que yo llamo pisón volvía a subir, Se sacaba la pieza del molde y ya estaba listo; después se metía el baldosín en agua hasta el día siguiente, terminando así el proceso.

Fab6

venetian-sunset-tiles-samplHand_crafted_Cement_Tile

A mi tío le traían, con frecuencia, camiones de arena de río que descargaban en su puerta, y luego metían a carretillas, pero mientras, aprovechábamos para jugar haciendo túneles, puentes y castillos, era como tener una playa de secano.

En la otra casa que pegaba con la mía, vivían tres chicos de nuestra edad. Un día que su madre fue por agua a la fuente, el mediano se subió a la cantarera y se puso a hacer contorsionismo, metiendo la cabeza por uno de los orificios mas pequeños, de tal forma, que se quedó atrapado cabeza abajo; cuando llegó su madre , se lo encontró con la cara toda morada y tuvieron que romper la cantarera para sacarlo.

En esa misma calle estaba la fábrica de quesos de "Los Carvajales" y siempre nos daban recortes de queso fresco, que estaba buenísimo. Nosotros hemos sido pobres pero nunca nos ha faltado para comer; de todas formas, en mi pueblo siempre teníamos algo de que echar mano, porque cuando no eran las brevas de nuestra higuera, eran las ciruelas claudias de mi tía Doro, y si no, las bellotas con higos secos, que llamábamos turrón de pobre, o las uvas en tiempo de vendimia que cogías de cualquier carro que pasaba, o una rebanada de pan con aceite y azúcar, el arrope que hacía mi abuela Mª Paz, los membrillos que nos comíamos en el recreo de la escuela, y hasta el trigo verde cuando estaba granado, que teníamos la paciencia de pelar grano a grano.

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