sábado, 29 de noviembre de 2008

Una historia colateral

En la última entrada de "El Trastero", mencionaba a Alfonso de Borbón porque, como ya dije, un tío de mi padre fue su ayuda de cámara. ¡Aquí tenéis su historia!, como cotilleo no está nada mal:

alfonso-2b Alfonso nació en 1907, fue el primer hijo de Alfonso XIII y, por tanto, Príncipe de Asturias heredero de la Corona. De pequeño era un niño muy guapete, rubito y con los ojos azules, pero su infancia no debió ser muy feliz.

Heredó la hemofilia, transmitida por su madre, por lo que fue un niño que cuidaron entre algodones, siempre con el temor de que tuviera algún accidente o enfermedad que le pudiera producir hemorragias. Esta preocupación y exceso de cuidados, le fue introduciendo en un estado de apatía y desinterés por lo que sucedía a su alrededor. No quería saber nada de los asuntos de estado; y la relación con su padre era conflictiva porque Alfonso XIII no llegó a superar que el heredero de la Corona fuera un enfermo.

Al margen de esto, no se como sería la relación de Alfonso XIII con su familia legítima, supongo que no sería maravillosa, porque llevaba una doble vida con una actriz de teatro con la que tuvo dos hijos.

alfonso-1bDe joven, Alfonso no mostraba ningún interés por contraer matrimonio y, a sabiendas de sus obligaciones, rechazó el matrimonio que le propusieron con la princesa Ileana, hija de la reina de Rumanía. No quería saber nada de la Corona, y se retiró al palacete de la Quinta en los montes del Pardo. Allí era feliz en el campo y, sobre todo, disfrutaba con su granja de gallinas y cerdos.

En 1931 cae la monarquía en España, y la familia real tiene que emigrar. Tras la separación del matrimonio de Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia, su hijo Alfonso cae enfermo; ingresa en una clínica de Lausana, y es allí donde conoce a Edelmira, una guapa modelo hija de un hacendado cubano, de la que se enamora.

Alfonso XIII se opuso frontalmente a este matrimonio tan desigual, y en 1933, Alfonso de Borbón y Battemberg renunció a sus derechos a la Corona de España, así como los de sus descendientes. Días después el Conde de Covadonga, ya no era Príncipe de Asturias, contrajo matrimonio con Edelmira.

Dos años después de luna de miel, vino y rosas, la tal Edelmira, "la puchanga" -así la llamaba la Familia Real-, le abandonó y marchó para Cuba, dejando a Alfonso solo en París que, desesperado, decidió marcharse tras ella para recuperarla. Consiguió rehacer su matrimonio pero por poco tiempo, porque en 1936 Alfonso vuelve a caer enfermo y Edelmira le abandonó para siempre.

Dos meses después del divorcio, vuelve a contraer matrimonio con otra bellísima modelo cubana que conoció en Nueva York. Dos años mas tarde, Alfonso murió solo, una noche que conduciendo por las calles de Miami se estrelló contra un poste de teléfono. Sus restos reposan en el Escorial por deseo de su sobrino, el Rey Juan Carlos.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Observando la naturaleza podemos sentir la vida.

( Maru Canales).

Me ha parecido tan bello, que no he podido resistir la tentación de poner el vídeo en mi blog. Maru Canales, es una persona con grandes valores, me gusta ver su blog.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

imagesSi alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás. (Dalai Lama)

domingo, 23 de noviembre de 2008

EL PERRO COJO (Manuel Benítez Carrasco)


Acabo de oír este poema en Onda Cero, en el programa "Como el perro y el gato" es largo pero precioso, tierno, con una sensibilidad muy especial.



Con una pata colgando,
despojo de una pedrada,
pasó el perro por mi lado,
un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros,
pobres de sangre y estampa.
Nacen en cualquier rincón,
de perras tristes y flacas,
destinados a comer
basuras de plaza en plaza.
Cuando pequeños, qué finos
y ágiles son en la infancia,
baloncitos de peluche,
tibios borlones de lana,
los miman, los acurrucan,
los sacan al sol, les cantan.
Cuando mayores, al tiempo
que ven que se fue la gracia,
los dejan a su ventura,
mendigos de casa en casa,
sus hambres por los rincones
y su sed sobre las charcas.
Qué tristes ojos que tienen,
que recóndita mirada
como si en ella pusieran
su dolor a media asta.
Y se mueren de tristeza
a la sombra de una tapia,
si es que un lazo no les da
una muerte anticipada.
Yo le llamo: psss, psss, psss.
Todo orejas asustadas,
todo hociquito curioso,
todo sed, hambre y nostalgia,
el perro escucha mi voz,
olfatea mis palabras
como esperando o temiendo
pan, caricias... o pedradas,
no en vano lleva marcado
un mal recuerdo en su pata.
Lo vuelvo a llamar: psss, psss.
Dócil a medias avanza
moviendo el rabo con miedo
y las orejitas gachas.
Chasco los dedos; le digo:
"ven aquí, no te hago nada,
vamos, vamos, ven aquí".
Y adiós la desconfianza.
Que ya se tiende a mis pies,
a tiernos aullidos habla,
ladra para hablar más fuerte,
salta, gira; gira, salta;
llora, ríe; ríe, llora;
lengua, orejas, ojos, patas
y el rabo es un incansable
abanico de palabras.
Es su alegría tan grande
que más que hablarme, me canta.
"¿Qué piedra te dejó cojo?
Sí, sí, sí, malhaya".
El perro me entiende; sabe
que maldigo la pedrada,
aquella pedrada dura
que le destrozó la pata
y él, con el rabo, me dice
que me agradece la lástima.
"Pero tú no te preocupes,
ya no ha de faltarte nada.
Yo también soy callejero,
aunque de distintas plazas
y a patita coja y triste
voy de jornada en jornada.
Las piedras que me tiraron
me dejaron coja el alma.
Entre basuras de tierra
tengo mi pan y mi almohada.
Vamos, pues, perrito mío,
vamos, anda que te anda,
con nuestra cojera a cuestas,
con nuestra tristeza en andas,
yo por mis calles oscuras,
tú por tus calles calladas,
tú la pedrada en el cuerpo,
yo la pedrada en el alma
y cuando mueras, amigo,
yo te enterraré en mi casa
bajo un letrero: «aquí yace
un amigo de mi infancia».
Y en el cielo de los perros,
pan tierno y carne mechada,
te regalará San Roque
una muleta de plata.
Compañeros, si los hay,
amigos donde los haya,
mi perro y yo por la vida:
pan pobre, rica compaña...
Era joven y era viejo;
por más que yo lo cuidaba,
el tiempo malo pasado
lo dejó medio sin alma.
Y fueron muchas las hambres,
mucho peso en sus tres patas
y una mañana, en el huerto,
debajo de mi ventana,
lo encontré tendido, frío,
como una piedra mojada,
un duro musgo de pelo,
con el rocío brillaba.
Ya estaba mi pobre perro
muerto de las cuatro patas.
Hacia el cielo de los perros
se fue, anda que te anda,
las orejas de relente
y el hociquillo de escarcha.
Portero y dueño del cielo
San Roque en la puerta estaba:
ortopédico de mimos,
cirujano de palabras,
bien surtido de intercambios
con que curar viejas taras.
"Para ti... un rabo de oro;
para ti... un ojo de ámbar;
tú... tus orejas de nieve;
tú... tus colmillos de escarcha.
Y tú, —mi perro reía—,
tú... tu muleta de plata".
Ahora ya sé por qué está
la noche agujereada:
¿Estrellas... luceros...? No,
es mi perro cuando anda...
con la muleta va haciendo
agujeritos de plata.

Autor: MANUEL BENÍTEZ CARRASCO

sábado, 22 de noviembre de 2008

El trastero de mi memoria - 4

De mis abuelos paternos, los recuerdos que tengo son posteriores a los cinco años, lo que relato, me lo han contado a mi.

La casa de mis abuelos estaba detrás de la mía, y los corrales se comunicaban, pero yo tuve que entrar poco en esa casa, porque ni se como era.

Mi abuela Constanza y mi madre no se entendían, y según me contaron, mi abuela cuando veía a mi madre por el corral, la insultaba.

Mi abuelo Pedro "patatita", debía ser buena persona, pero un poco "bolo". Era muy buen albañil y tenía mucho trabajo, pero poca ganancia, porque en los presupuestos no tenía en cuenta los sueldos de sus hijos. Mi padre mientras estuvo soltero no cobró ningún jornal, y mis tíos me imagino que tampoco.

En el corral de mi casa, al fondo, había un trastero que habilitaron como vivienda para la tía Cele y el tío Jacinto, dos hermanos de mi abuela Constanza. Allí dormían, y allí encendían fuego para hacer la comida, o calentarse, sin tener chimenea. Vivían en condiciones de auténtica miseria.

La tía Cele, de joven, estuvo con su hermana Nuncia sirviendo en Madrid, en la casa de unos señores importantes, creo que tenían algún título nobiliario, y en los veranos iban con los señores a veranear a Biarritz y todo.

La tía Nuncia se casó con Nicolás, que era ayuda de cámara de Alfonso de Borbón, Príncipe de Asturias, hijo de Alfonso XIII. Y al dar a luz a su hijo, murió a consecuencia del parto. La tía Cele se quedó cuidando del niño junto a su cuñado Nicolás, con la esperanza de casarse con el, pero el tal Nicolás, se enamoró de una amiga de su mujer y se casó con ella.

La tía Cele volvió al pueblo, a la casa de mi abuela Constanza, porque vivía allí su hermano Jacinto que también estaba soltero. Los ahorros que tenía, se emplearon para construir la casa donde nací. No se que apaños hicieron entre ellos: si ella pagó los materiales, y mis abuelos la mano de obra, o qué; el caso es, que mis abuelos se la llamaron suya, y a ella la tenían como si fuera la criada.

Después, no se por que motivo, mi abuela les echo de su casa, y por eso vivieron durante un tiempo en ese trastero que comentaba, hasta que la tía entró a servir en casa de una señora rica del pueblo, tía de Concha "la gancha". (Continuará).

viernes, 21 de noviembre de 2008

El Coro San Cristobal de Almorox en el Encuentro de Corales de Madridejos

molino10 El Coro San Cristóbal de Almorox, participará el día 13 de diciembre a las 20'30 en el Encuentro de Corales de Madridejos, junto a la Coral de este municipio y la de Fuensalida. Los temas que llevamos son: habaneras, canciones del folclore popular y villancicos. Después, la Coral de Madridejos vendrá a Almorox, y participará en el Encuentro de Corales que hacemos para Navidad.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Cuando nos hacemos mayores el tiempo pasa mas deprisa.

Hace varios años que vengo observando que no me cunde el tiempo, se me pasan los días, las semanas y los meses rapidísimo, es como si no me diera tiempo a vivir, o mejor dicho, se me pasan los días sin haberlos vivido. Todos los días las mismas obligaciones rutinarias que cada vez me cuestan mas esfuerzo, se me pasa la mañana y escasamente he hecho lo imprescindible, una hora es un suspiro. Yo pensaba que era porque mis movimientos son mas lentos y tardo mas en hacer las cosas, pero parece que no es este el motivo, aunque yo sigo pensando que también influye. He encontrado un vídeo de Punset donde se habla de este tema: Parece ser que la velocidad del tiempo se genera en la memoria, si tienes experiencias nuevas, recuerdos nuevos, el tiempo se expande, se alarga, por el contrario, si no ocurre nada, si la mente se llena de repetición, se encoge, lo percibimos como si el tiempo pasara mas rápido. Es por esto, que según nos hacemos mayores el tiempo se pasa mas deprisa, por falta de nuevos acontecimientos, nuevas emociones.
Si los que tenemos mas años queremos alargar los días, tendremos que llenar nuestra vida con nuevas aficiones, nuevos acontecimientos, nuevas sensaciones. Viajar, por ejemplo, sería un buen remedio.
Aqui os dejo el vídeo: ¿Por qué la vida se acelera cuando nos hacemos mayores?.

domingo, 16 de noviembre de 2008

El trastero de mi memoria - 3

Pegada a la casa donde nací, estaba la casa de mi tía Doro, hermana de mi madre. Su marido, mi tío Anastasio "el portillano", tenía una fábrica de mosaicos allí mismo, al fondo del patio; A mi me gustaba ver como los hacían, porque era un trabajo muy laborioso, los hacían de uno en uno.

La fábrica no necesitaba muchas cosas, la nave era pequeña, y lo mas aparatoso que había en su interior, era una prensa manual de hierro macizo, grandísima, cuyo mecanismo tenía una barra horizontal, en la parte superior, con unas pesas de considerable tamaño en sus extremos, que al girar, transmitía una gran fuerza a un eje central vertical a modo de pisón, que bajaba con el impulso manual y volvía a subir por la inercia.

Croquis de la prensa que empleaban, no es exacto porque no lo recuerdo con detalle.

prensa mecánica

El proceso era el siguiente:

1- Se colocaba la placa base perfectamente lisa que limpiaban con un aceite.

2- sobre la placa iba el molde. Si el baldosín era de color liso o jaspeado ya se podía echar la pintura y se continuaba el proceso (paso 5). Si el baldosín llevaba dibujo se continuaba con el paso 3.Fab1

3- Dentro del molde se colocaba la trepa o plantilla que llevaba el dibujo del mosaico.

4- Se echaba la pintura del color que correspondía en cada zona del dibujo.Fab3 Fab2

5 - Se espolvoreaba sobre la pintura cemento, a modo de secante.

6- Se terminaba de rellenar el molde con una mezcla de arena y cemento húmedo y se enrasaba.Fab5 Fab4

7- Se ponía la tapa sobre el molde, se hacían girar las pesas y el pisón bajaba y lo compactaba.

Lo que yo llamo pisón volvía a subir, Se sacaba la pieza del molde y ya estaba listo; después se metía el baldosín en agua hasta el día siguiente, terminando así el proceso.

Fab6

venetian-sunset-tiles-samplHand_crafted_Cement_Tile

A mi tío le traían, con frecuencia, camiones de arena de río que descargaban en su puerta, y luego metían a carretillas, pero mientras, aprovechábamos para jugar haciendo túneles, puentes y castillos, era como tener una playa de secano.

En la otra casa que pegaba con la mía, vivían tres chicos de nuestra edad. Un día que su madre fue por agua a la fuente, el mediano se subió a la cantarera y se puso a hacer contorsionismo, metiendo la cabeza por uno de los orificios mas pequeños, de tal forma, que se quedó atrapado cabeza abajo; cuando llegó su madre , se lo encontró con la cara toda morada y tuvieron que romper la cantarera para sacarlo.

En esa misma calle estaba la fábrica de quesos de "Los Carvajales" y siempre nos daban recortes de queso fresco, que estaba buenísimo. Nosotros hemos sido pobres pero nunca nos ha faltado para comer; de todas formas, en mi pueblo siempre teníamos algo de que echar mano, porque cuando no eran las brevas de nuestra higuera, eran las ciruelas claudias de mi tía Doro, y si no, las bellotas con higos secos, que llamábamos turrón de pobre, o las uvas en tiempo de vendimia que cogías de cualquier carro que pasaba, o una rebanada de pan con aceite y azúcar, el arrope que hacía mi abuela Mª Paz, los membrillos que nos comíamos en el recreo de la escuela, y hasta el trigo verde cuando estaba granado, que teníamos la paciencia de pelar grano a grano.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Dibujo3 Si no haces nada por nadie, no esperes que los demás lo hagan por ti. (Fernando)

miércoles, 12 de noviembre de 2008

El trastero de mi memoria -2

Mis hermanas nacieron en la casa de mi abuela Mª Paz, porque mis padres se quedaron a vivir allí después de casados, como también lo hizo mi tía Alejandra cuando se casó un año después.

Me contaba mi hermana Artemia que los abuelos de mi madre, padres de mi abuela Mª Paz, marchaban bien, tenían bastantes viñas y tierras, dos pares de mulas, que en esos tiempos no los tenía cualquiera, y además, dos bodegas. Después de enviudar mi bisabuela Petra, las cosas fueron peor, pero aún así, mi abuela heredó viñas y una casa grandísima, con un corral mas grande todavía donde estaban las bodegas, el pozo y una cueva que era muy larga, seguro que tenía mas de veinte metros de recorrido por debajo del corral, y terminaba con un respiradero que parecía un pozo. La casa después de que se fueran mis padres, se dividió en dos y se vendió la parte derecha. Se hizo una pared separando los corrales a la larga dejando el pozo entre los dos para ser compartido, y las bodegas quedaron una a cada lado.

Durante la guerra metieron en la cueva colchones y víveres y la usaron como refugio para la familia y conocidos. Afortunadamente en mi pueblo la guerra solo duró tres meses. Las cuevas normalmente servían de almacén para los alimentos, porque la temperatura era muy fresca y se conservaban muy bien, eran lo mas parecido a una nevera. Yo entré a verla una vez, pero no volví a bajar porque me daba mucho miedo.

De alguna forma mis padres fueron marginados por sus familias. Mi madre tenía hipermetropía desde niña, y la pobre lo pasó fatal toda su infancia y su juventud porque no se pudo poner gafas hasta después de casarse. Para remate, de jovencita la hicieron entrar de aprendiza en una sastrería para que aprendiera a coser, cosa que fue imposible, porque mi madre no veía ni por donde metía la aguja. Mi abuela no podía entender que no viera lo que estaba a un palmo, cuando veía, con toda claridad, lo que estaba a un montón de metros, y se enfadaba con ella porque creía que lo hacía para escabullirse del trabajo.

- Pero madre, si es que no veo. -

- ¡¿Como no vas a ver con esos ojos que tienes?!, ¡¡lo que pasa es que eres una gandula!!.- y la reprochaban que no hiciera bien las cosas.


Un pintor es el hombre que pinta lo que vende. Un artista , en cambio, es un hombre que vende lo que pinta. (Pablo Picasso).

lunes, 10 de noviembre de 2008

El Trastero de mi memoria - 1

He encontrado este borrador que escribí hace algunos meses, cuando decidí escribir las anécdotas de mi infancia en Fuensalida, y luego por indecisión no colgué en el blog.

La idea era ir contándolas cronológicamente y por eso comenzaba desde mi nacimiento. Después, lo que hice fue contar chascarrillos sueltos, que se encuentran en el archivo "El trastero", como: Un ratón en la despensa, la niña de la mona ...

En el borrador que escribí entonces decía:

Me gustaría contar las historias o anécdotas que me han sucedido desde mi infancia, pero tengo un dilema, porque no todo se puede contar, bien porque no es agradable, o porque pueda invadir la intimidad de otras personas o la mía propia, a si que... contaré todo lo pueda y algunas cosas me las reservaré.

Lo llamaré, "El trastero de mi memoria”, porque lo que pretendo es desempolvar y ordenar mis recuerdos, y comenzaré por el principio, es decir, desde que nací:

Nací en Fuensalida un 8 de junio de 1952, en una casita baja propiedad de mis abuelos paternos, situada en la que ahora se llama C/ de La Asunción de la Virgen. Según me contó mi madre parecía que ya estaba criada, muy gordita y con los mofletes muy colorados, que he conservado toda mi vida. Era la tercera hija del matrimonio: la mayor, Artemia, tenía seis años y la segunda, Mª Magdalena, tres.

Mi padre quería un niño, pero vine yo. De nombre me pusieron Perpetua, porque mi padre antes de que naciera dijo: - Si es niño Vicentito, y si es niña, Perpetua, que como ya dije en otra ocasión eran los nombres de dos de sus hermanos que murieron de niños. Me contaron que esta Perpe, hermana de mi padre, era una niña fuera de lo corriente, muy lista y muy dispuesta, que con tan pocos años, ayudaba a mi abuela Constanza en las tareas de la casa, sirviéndola de gran ayuda.

La casa donde nací estaba mas baja que la calle, y había que bajar dos escalones para entrar, porque la planta de toda la casa estaba a la misma altura que el corral. El suelo tenía baldosas de color ladrillo, muy grandes y ásperas. Nada mas bajar los escalones estaba el portal, muy amplio, a la derecha el salón, con los muebles que llevó mi madre cuando se casó: una mesa cuadrada, sobre la que mi madre tenia un paño hecho de hilo de bolillos y un pez de cristal con betas de colores, el chinero y seis sillas. Esta habitación no se usaba. A la izquierda, el cuarto de estar con una ventana a la calle, donde estaba la mesa camilla, el brasero en invierno, otro chinero y la radio; desde aquí se pasaba a la alcoba de mis padres y desde esta a nuestra alcoba, donde dormíamos las tres. Recuerdo con agrado las mañanas de los domingos, cuando nos metíamos las tres en la cama de mi madre, que nos parecía grandísima, y jugábamos haciendo chozos con la almohada y las mantas.

Al fondo del portal, a mano izquierda el pajar y a la derecha la cocina, también grande, con un fogón bajo de lumbre de paja, donde se arrimaba el puchero de barro para hacer el cocido. Al fondo de la cocina a la izquierda , la despensa, con una ventanita que daba al corral, y justo debajo por la parte de fuera estaba una mesa con dos barreños grandes de zinc para fregar los cacharros o lavar. Un verano, durante la siesta que mi madre nos obligaba a dormir, queríamos salir al corral a jugar, pero no queríamos abrir el cerrojo de la puerta para no despertar a mi madre, por lo que se nos ocurrió saltar por esa ventanita de la despensa. Solo pudo saltar mi hermana Mada, porque, no se si piso mal sobre uno de los barreños o se tambaleó la mesa que era vieja, el caso es, que se cayó y encima de ella el barreño, imaginaros el lío que se montó ... se hizo una brecha en la frente que para que, la cicatriz todavía la tiene.

Todas las hermanas hemos nacido en casa, porque antes las mujeres no parían en los hospitales, como todos sabemos, sino que la comadrona iba a las casas a ayudar en el parto. La de Fuensalida se llamaba Petronila y la recuerdo, de un lado para otro del pueblo, subida en su bicicleta con una falda pantalón muy amplia.

Mi madre tenía gallinas en el corral y un gallo, y cuando tenían pollitos los criaba para nuestro consumo. En una ocasión, con motivo de una tormenta, se nos inundó la casa y el corral. Se ahogaron la mayoría de las pollitos a pesar de que mi madre les secó e intentó reanimar al lado de la lumbre. Y por poco me ahogo yo también porque el agua llegó hasta una buena altura de la cuna. Mi madre criaba a los pollos porque la economía era mala y los necesitábamos para comer, por eso el afán de mi madre por salvarlos, su muerte suponía una pérdida muy importante. Cuando llovía en Fuensalida lo hacia de verdad y se hacían unas pompas grandísimas en el agua de los charcos y cantábamos eso de:

"Cuando llueve y hace sol sale el arco del Señor, cuando llueve y hace pompas sale el arco de las monjas".

Yo creo que todo lo hacíamos cantando, teníamos canciones para todo. Si empezaba a llover cantábamos esa que todo el mundo conoce:

"Que llueva , que llueva la Virgen de la Cueva, los pajaritos cantan..."

Si cuando llovía era el mes de mayo: "Agua de mayo créceme el pelo si no me lo creces, me pongo un sombrero."

La calle donde viví los cinco primeros años de mi vida, era de tierra agrisada finísima. Cuando estaba seca levantaba mucho polvo y cuando se mojaba era un barrizal. Entonces estábamos mas tiempo en la calle que en casa, según me han contado, de chica era muy “jarota”, me gustaba andar muy suelta, tardaban mas en ponerme las bragas que yo en quitármelas. Daría gusto verme, estaría como un “guarrito antón”.

Enfrente de casa vivía “Vitoriano” el relojero y "la Eulogia" su mujer. Victoriano arreglaba relojes y además era alguacil del Ayuntamiento y hacía de pregonero, por lo que cuando tocaba, con su gorra de plato y su corneta se recorría el pueblo: - De parte del Señor Alcalde se hace saber... Nosotras entrábamos en su casa como si fuera la nuestra, porque eran muy buena gente. Tenían un pozo en el corral del que sacaban agua con una bomba manual como en las películas del oeste, y algunas veces mi madre nos mandaba allí a por ella. (Continuará).

sábado, 8 de noviembre de 2008

Exposición de pintura de Eugenio Fernández

El martes pasado fui a ver la exposición de Eugenio, mi profesor de pintura.

Está en el edificio del antiguo Ayuntamiento de Escalona, en la plaza, que han rehabilitado para biblioteca en la planta baja y sala de exposiciones en la planta superior. Vale la pena acercarse a verla porque tiene un número importante de obras, con distintas técnicas y temas variados. Destacan los bodegones, que para el no tienen secretos, con sus telas y texturas que domina a la perfección, una serie de cuadros con figuras de mujer sobre escanear0001fondos imaginados, y sus cuadros con temática surrealista, a todo color, que tanto le gustan.

El cuadro estrella, es un paisaje del pueblo de Escalona con su castillo y su entorno, en un encuadre nuevo y original que casi parece una vista aérea, y que el Ayuntamiento, ha tenido el acierto de comprar para decorar la nueva Casa Consistorial. Me alegra que el trabajo de Eugenio sea reconocido por su pueblo, porque el se lo merece, y a ellos les honra.

La exposición permanecerá abierta toda la semana próxima.

escanear0002


escanear0004



escanear0003



jueves, 6 de noviembre de 2008

El que no pueda lo que quiera, que quiera lo que pueda.
(Ortega y Gasset)

martes, 4 de noviembre de 2008